La autoexploración de las mamas es una forma de detectar posibles cambios o anomalías en el tejido mamario que podrían indicar la presencia de cáncer. Es importante que te familiarices con el aspecto y la sensación de tus mamas, y que te examines regularmente, al menos una vez al mes. Aquí te explicamos los pasos para realizar una autoexploración correcta:
– Párate frente a un espejo con los hombros rectos y los brazos en las caderas. Observa el tamaño, la forma, el color y la simetría de tus mamas. Busca cualquier cambio en la piel, como hoyuelos, arrugas, bultos o enrojecimiento. También fíjate si hay alguna secreción o sangrado por los pezones.
– Levanta los brazos y repite la observación. Presta atención a cualquier cambio en el contorno o la posición de las mamas o los pezones.
– Acuéstate boca arriba y coloca una almohada debajo del hombro derecho. Con la mano izquierda, palpa suavemente el seno derecho con movimientos circulares, desde la periferia hacia el pezón. Presiona con firmeza pero sin dolor, usando las yemas de los dedos. Repite el mismo procedimiento con el seno izquierdo, usando la mano derecha.
– También palpa las axilas, ya que el tejido mamario se extiende hasta esa zona. Busca cualquier bulto o inflamación en los ganglios linfáticos.
– Por último, puedes repetir la palpación en la ducha, aprovechando que la piel está mojada y resbaladiza. Usa jabón o gel para facilitar el deslizamiento de los dedos.
Si notas algún cambio o anomalía en tus mamas, no te alarmes, pero consulta con tu médico lo antes posible. Recuerda que la autoexploración no es suficiente para prevenir el cáncer de mama, y que debes complementarla con exámenes médicos regulares y mamografías según tu edad y tu riesgo.